Balsas de lixiviados

Uno de los grandes problemas que generan las plantas de tratamiento de residuos orgánicos sólidos son los malos olores de los líquidos que desprenden a lo largo del proceso: los lixiviados. 

Los lixiviados se suelen recoger en una o más balsas o en depósitos. Las balsas  a cielo abierto (mas comunes) son las que pueden generar problemas de malos olores. La acumulación de lodos en el fondo de las balsas suelen entrar en proceso de putrefacción por la falta de oxigeno. Este efecto se agrava en los depósitos, puesto que gases tóxicos como el Sulfuro de Hidrógeno convierten en peligrosas las inspecciones o limpiezas de los mismos.

La eficacia de nuestro tratamiento se resume en que nuestra microbiología tiene la capacidad de evitar procesos de putrefacción en medios anaerobios. Entonces, no son necesarias aireaciones, ni tratamientos físicos/químico... 

Sea cual sea el tamaño de la balsa, el tratamiento permite reducir los olores, reducir DBO y DQO, mejorar la decantación de los lodos.


Las principales ventajas de este sistema de tratamiento de lixiviados son:

  • Reducción de los malos olores y gases tóxicos
  • Evita el proceso putrefacto de los lodos acumulados en el fondo 
  • Flexibilidad de tratamiento y coste
  • Tratamiento in-situ sin necesidad de desplazar los lixiviados ni lodos
  • Reduce la frecuencia de limpieza de la(s) balsa(s)


El proceso biológico transcurre en un rango de temperaturas que pueden oscilar entre 15 y 40ºC.